Salimos el domingo 4 de abril por
carretera hasta Pedrosa de Valdeporres (Burgos), desde donde accedimos a la boca
del Tunel de la Engaña cuya longitud es de 6.978
metros, aunque posteriormente existen otros cuatro túneles más cortos. Al
comienzo del túnel tenemos que realizar un vadeo de unos 400 metros con una
profundidad, en invierno, de unos 50 centímetros. El estado del
túnel es bastante malo con un piso muy roto por la humedad y con varios
derrumbes que dificultan el paso.
Corresponden estos túneles a la
línea de ferrocarril que debía unir el Mediterráneo con el Cantábrico y que
nunca llegó a funcionar.
Tunel de la Engaña
Se construyó, según se dice, con presos de la guerra civil española, y
además de los túneles y el trazado de la vía se pueden comtemplar
Depósitos de Agua, Estaciones y otras construcciones. Personalmente el interés
de este tramo está tanto en su vertiente histórica,como en el hecho de
encontrar este tipo de construcciones en esos parajes tan recónditos.
Deposito
en Pedrosa.
Estación de Yera, (Valle de Pas).
Después de dejar el trazado del
ferrocarril, ascendimos el puerto de la Braguía por asfalto y al llegar arriba
tomamos una pista que ahora ya es de asfalto y nos condujo al primer
cortafuegos. Gracias a que el terreno estaba bastante seco la ascensión se hizo
sencilla, aunque al llegar al llano empezaron las dificultades, "Enormes Roderas
y Charcas" que hicieron del terreno una trampa para el pequeño Vitara con la
suspensión sin elevar. Total nada....... una hora para desatascar el coche
empanzado, con el gato de serie pues no tengo "Gi- Li", y la pala
plegable, más otra media hora para reponer fuerzas, (la comida no se debe
perdonar).
Tras la parada continuamos por
el cortafuegos hasta su fin en una fuerte pendiente en la que Arantza (mi
mujer), quería bajar andando, al final conseguí que no bajase del coche pero
creo que no abrió los ojos en los 50 metros que tiene el descenso.
Desde ahí hasta el final todo fué más fácil, aunque el
barro seguía apareciendo en las zonas sombrías entre los bosques, lo que unido a
las roderas de los camiones madereros hacía que el Vitara fuese moviendo el
trasero con mucha frecuencia. Bosque de robles.
Nuestra decepción llegó cuando comenzaron los tramos
finales y empezamos a ver que donde existieron pistas de tierra ahora había
carreteras asfaltadas, con lo cual los últimos 30 ó 35 kilómetros carecieron de
interés en cuanto a conducción 4x4. Sólo les salvó el bonito paisaje que
se divisa desde la Sierra de la Matanza y la zona de Abionzo.
En fín, lo dicho, prometo explorar la zona y cambiar
esos kilómetros de asfalto por otros con más tierra, eso sí, con tiempo, pues el
viaje desde mi casa es largo y hay que buscar el momento idóneo.
Fin