Pedro Landa EA2BVN
CONDUCCIÓN EN BARRO
Son
muchas las dificultades que podemos encontrar cuando salimos al campo con
nuestro TT. Estas son debidas a las enormes diferencias del terreno, en función
de las condiciones climatológicas y del suelo.
Cuando
vayamos a afrontar una zona de barro, es conveniente, rodar en marchas cortas,
p.e. 2ª reductora y aumentar un poco la velocidad.
Conviene
no reducir la velocidad ni pararse, para aprovechar la inercia del
vehículo.
Deberemos
mantener una velocidad constante,
sin acelerones que nos podrían hacer perder tracción y direccionalidad.
Si el coche fuera perdiendo velocidad con riesgo de quedar inmovilizados, es conveniente poner la marcha atrás y salir por el mismo camino. Cuando existen dudas sobre las posibilidades de paso, la única propuesta realista es buscar un itinerario alternativo.
Si
finalmente nos quedamos atascados en el barro intentaremos salir apunta de gas,
ya que si pisamos a fondo el acelerador las ruedas girarán locas y solo
conseguiremos hundirnos más y más.
En la situación anterior podemos realizar ligeros movimientos de volante de lado a lado, con ello conseguiremos que las ruedas agarren mejor.
Aunque a veces la roderas pueden resultar de gran utilidad, ya que permiten mantener la trayectoria de nuestro vehículo, en cuanto aumenta su profundidad, pueden convertirse en una trampa. Puede ocurrir que el coche apoye la panza en la cresta de las roderas y las ruedas giren en el aire sin que el vehículo se mueva.
Lo mejor que podemos hacer es llevar una rueda por el exterior y la otra entre las dos roderas, sin dar demasiado gas, para evitar que el coche se cruce y caiga en el interior de las huellas.
La
presión de los neumáticos se puede disminuir, incluso a la mitad, con el fin de
aumentar el área de contacto. En este caso es necesario disponer de un compresor
u otro sistema de almacenamiento de aire para reestablecer la presión de los
neumáticos.
Una
vez superada la zona conviene revisar el vehículo y eliminar el barro que puede
obstruir zonas vitales del mismo.
(c) Pedro Landa